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A 2 años de la “ley pulpín”, ¿cómo vamos?

Alejandra Dinegro Martínez

Publicado: 2017-01-26

Hoy jueves 26 de enero del 2017, se cumplen dos años de la famosa derogación de la denominada “Ley Pulpín”. La ley N° 30288, nombre oficial, fue derogada principalmente por las constantes movilizaciones de miles de jóvenes que tomaron las calles, a nivel nacional, como medio de protesta. Fue una ley que creaba un nuevo régimen laboral, específicamente para los jóvenes de 18 a 24 años de edad, donde no tendrían CTS, ni seguro por riesgo, ni gratificaciones y vacaciones mutiladas.  

En su momento se planteó la necesidad de superar la explotación de la mano de obra como una mercancía barata, aprovechada por el sistema privado e incluso el público que se ve hegemonizado por la lógica del mercado. Esta idea se logró plantear en las movilizaciones y debates permitiéndonos señalar que la demanda de una reforma laboral debía abrir el camino al debate de una “Ley General del Trabajo”.

Logramos demostrar que se quería implementar una ley a la fuerza, puesta a disposición de profundizar un modelo económico y político desigual, que lo único que hacía era aumentar la dispersión en materia laboral y flexibilizar aún más el trabajo.

A dos años de esta noble experiencia, ¿cuánto hemos mejorado en materia laboral dirigida a los jóvenes?, ¿qué medidas, que ayuden a fortalecer y mejorar las condiciones laborales, se han emitido hasta hoy? Veamos.

Pedro Pablo Kuczynski asume el Gobierno y bajo el brazo lleva los múltiples compromisos políticos asumidos durante su campaña. Uno de esos compromisos fue velar por el “Respeto al trabajo digno y los derechos laborales” firmado con gran parte de los sectores sociales que venían enfrentando al fujimorismo y jóvenes que habían participado durante las movilizaciones de la derogación de la “Ley Pulpín”.

Sin embargo, en medio del pedido de facultades legislativas que el Ejecutivo solicitó al Congreso, ha dado muestras de haber olvidado ese compromiso. Prueba de ello es el Decreto Legislativo N° 1246, que en el marco de las “Medidas de Simplificación Administrativa”, propone eliminar la obligación de las empresas de registrar ante el Ministerio de Trabajo los contratos temporales con sus trabajadores, así como los convenios de formación laboral juvenil y prácticas pre profesionales.

En declaraciones a la prensa, el Ministro de Trabajo, Alfonso Grados se refirió a una serie de reformas laborales que su sector llevará a cabo. Anunció que la contratación a tiempo parcial “se utiliza poco” y que por ello se “facilitará la contratación”. Sin embargo, la realidad demuestra como en cadenas de servicios, supermercados y otros establecimientos los trabajadores son obligados a suscribir contratos con jornadas mayores a las acordadas, con el propósito de no brindarles derechos laborales.

También anunció una flexibilización de la Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo, mediante la modificación del Reglamento y que no sea obligatorio para las empresas, salvo para las industrias de alto riesgo. Atentando, una vez más, contra la Constitución y las normas de la OIT. Sumado a esto, se sigue debilitando el presupuesto de SUNAFIL y se anuncia reducir las multas a las empresas infractoras de la legislación laboral. De esta manera se desprotege aún más nuestro alicaído sector laboral.

La CGTP denuncia que un nuevo modelo de contrato temporal celebrado sólo por acuerdo entre el trabajador y el empleador, acaba con los requisitos establecidos en la legislación vigente como la sindicalización, negociación colectiva, derecho a una remuneración digna, entre otros.

Actualmente más de un millón de jóvenes de entre 14 a 25 años, son desempleados, aproximadamente 18% (de los cerca de 6 millones de jóvenes en el país). Los jóvenes necesitamos medidas que contemplen la promoción del empleo en condiciones dignas, en la que exista un respeto al trabajador, sin vulnerar los derechos contemplados en la Constitución y las normas de la OIT, brindar el acceso a capacitaciones que permitan el desarrollo de “mano de obra calificada y competitiva” y, la apertura de canales de diálogo en instancias donde se recojan y discutan los aportes de los trabajadores.

Considero los siguientes puntos como ejes centrales de una verdadera reforma del trabajo en pos del empleo digno juvenil, iniciando con lo que para muchos sería la primera experiencia formal de trabajo, y ello se debe lograr manteniendo los convenios de formación laboral juvenil y prácticas pre profesionales. Habría que echar un vistazo a las instituciones que reproducen mano de obra barata, otra un poco más calificada, otra para la élite gobernante y otra para la élite de los poderes económicos. Lo ideal aquí sería conseguir una colaboración eficaz y un compromiso real de las empresas y los centros de formación en el proceso de aprendizaje de los jóvenes, que facilite su incorporación al mercado. Asimismo, las pequeñas y medianas empresas deberían acceder a mayores facilidades de financiamiento y capacitación por parte de las entidades del Estado.

Mientras tanto, seguiremos estando atentas y atentos.

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